martes, 26 de junio de 2012

DIOS ES AMOR. RM :)

“Quien no ama no conoce a Dios,
porque Dios es amor”
(I Jn 4, 8)
                El amor gratuito existe antes que el hombre, porque existe en Dios. Nuestro Dios es un Dios que se define como amor (I Jn 4, 8) y es un Dios de comunicación interpersonal en la Trinidad, que es sacramento de amor. Esta gratuidad del amor divino se hace evidente en la revelación progresiva de Dios en la Escritura, en la falta de indeferencia de Dios ante el pecado del hombre, en la Encarnación del Hijo de Dios que experimentó el dolor injusto y en la eucaristía, donde Dios se entrega a su comunidad para ser entrañado en su mismidad. 
           
         La clave del amor es la entrega: entrega libre de Dios a favor del hombre, realizada por el Hijo (Jn 10, 17); entrega del Verbo en la eternidad y entrega de la comunidad a la misión encomendada de transmitir el mensaje del Dios-Amor. La entrega, por tanto, expresa tanto la donación generadora del Padre al Hijo en la eternidad, como el amor redentor que se realiza en la cruz; esta entrega se expresa también en el ofrecimiento que el Padre y el Hijo hacen a nosotros del Espíritu Santo (Hb 9, 14).
        Toda la Escritura es un testimonio de la libertad divina para dar gratuitamente su gracia a quienes Dios elige. Abrahán no fue preferido por los méritos que pudiera poseer, sino por la libertad de Dios (cf. Gn 12, 1-3). El pueblo de Israel no era quien para exigir de Dios su liberación del yugo opresor egipcio, pero Dios decide ayudarlo, porque conoce sus angustias (cf. Éx 3, 7) y lo hace a través de Moisés. David es ungido por Samuel como rey de Israel no por ser el primogénito de su familia, ni por ser alto y corpulento, sino porque Dios quiere hacerlo con su libertad y con su gratuidad (cf. I Sm 16, 6-13). Estas grandes intervenciones divinas son muy similares a las que recibieron algunas mujeres del Antiguo Testamento como Sara (Gn 17, 15-21; 18, 10-14), Raquel (Gn 30, 22), la madre de Sansón (Jue 13, 1-7) y Ana, la madre de Samuel (I Sm 1, 11-20). Todos estos pasajes bíblicos subrayan la libertad y la gratuidad de Dios.

           La Encarnación del Hijo de Dios no está relacionada con el buen comportamiento de la humanidad sino que es fruto de la elección, libertad y gratuidad de Dios, que se quiere dar al género humano para salvarle de la opresión del pecado. Es Él el que se elige, se define y se decide a favor de su pueblo y para hacernos partícipes de su vida. Para eso ha enviado a su Hijo, como explica el propio Jesús en la parábola de los viñadores homicidas (cf. Mt 21, 33-46). En ella se describen las fatales consecuencias de la persistente oposición de algunos a los planes de Dios, concretadas en la hostilidad hacia el Hijo. La perícopa condena a los dirigentes religiosos de su tiempo, identifica a otro grupo que asumirá las funciones de aquellos, con el fin de garantizar el fruto de la viña, y anuncia el juicio contra aquellos que no perseveran en la fidelidad. Se trata de toda una comparación entre la actitud gratuita y paciente de Dios y la de los hombres. 
           
En el Nuevo Testamento, Cristo aparece como la puerta que da acceso al hombre a la intimidad de Dios: en el Hijo, el Padre se derrama por completo. Pero esa puerta tiene dos goznes. Uno es el de gratuidad con la que el Padre hace entrega del Hijo al mundo y el otro el de la gratuidad con que el Hijo hace entrega de la propia vida para que sea pan del hombre. Por lo tanto, la salvación del hombre está asentada en el amor que se vive como entrega gratuita y en la gratitud que nace del hombre que se deja inspirar por el Amor.
           
           Un pasaje donde se describe la inmensa gratuidad de Dios es el llamado “discurso comunitario” del capítulo 18 del evangelio de Mateo. Se llama así, porque los versículos centrales (vv. 19-20) describen la presencia de Cristo resucitado en la comunidad fraterna de los discípulos. Por tanto, el amor libre y gratuito de Dios, corazón de la revelación bíblica, es el fundamento sobre el que se asienta la comunidad cristiana, que debe ser expresión de ese amor en la historia. El camino de la cruz que Jesús ha descrito en los dos capítulos anteriores, es difícil de seguir ya que entraña una existencia diferente a la dominante en la sociedad del siglo I. Por eso, Jesús decide instruir a sus discípulos para que el apoyo mutuo marque sus relaciones: han de vivir como niños (18, 1-5), nadie ha de ser piedra de tropiezo para los otros (18, 6-9), deben cuidarse mutuamente (18, 10-14) y, llegado el caso, han de estar siempre abiertos a la reconciliación (18, 15-20). En definitiva, tienen que perdonarse repetidamente (18, 21-22), ya que sólo quien perdona obtiene el perdón de Dios (18, 23-25). Con estas prácticas, podrán seguirle hasta la cruz, culmen del amor gratuito. Por lo tanto, podemos decir, que el amor gratuito que Dios tiene a los hombres comporta unas exigencias que es preciso asumir.
            Desde aquí, podemos definir la fe cristiana como apertura a las exigencias de la gratuidad y no sólo adhesión intelectual. Verdaderamente, todo aquel que ha captado la gratuidad de Dios, adquiere consigo mismo un compromiso que le lleva a hacerse cercano con los más necesitados de nuestro mundo. En definitiva, vivir la gratuidad de Dios se concreta en vivir para los demás. Es lo que ha plasmado claramente Benedicto XVI en su encíclica Caritas in veritate del 29 de junio de 2009: “La caridad en la verdad pone al hombre ante la sorprendente exigencia del don. La gratuidad está en su vida de muchas maneras, aunque frecuentemente pasa desapercibida debido a una visión de la existencia que antepone a todo la productividad y la utilidad” (CV 34). Más adelante ha afirmado que “La caridad en la verdad es el principio sobre el que gira la doctrina social dela Iglesia” (CV 6).
            El mundo de los sentimientos es aquel donde construimos o destruimos el amor y, por tanto, es muy importante. Este mundo suele reflejarse en nuestros enfados, crispaciones, animadversiones, cuando nos sentimos superiores a los demás y no cortamos de raíz nuestras tentaciones de ignorar, marginar o discriminar a los que están a nuestro lado. Sin embargo, Dios creó al hombre a su imagen y semejanza; y el hombre ha olvidado su origen y se ha vuelto egoísta enclaustrándose en sí mismo. Cristo nos ha enseñado que Dios y el hombre son comunión y que el camino de acceso es el amor gratuito. Por tanto, es preciso vencer el egoísmo antes de vivenciar en uno mismo la gratuidad del amor divino.
            La felicidad que Cristo nos ofrece es una experiencia interior que hay que vivir en la profundidad del alma creyente y que nos proyecta hacia una vida nueva. Dichosos aquellos a los que se ha concedido conocer esta intervención de Dios en Cristo y de poder tomar parte en ella. El mensaje de las bienaventuranzas es algo nuevo, inaudito e inesperado que trastoca los deseos terrenos del hombre. Se trata de una radical e inconcebible inversión de valores.
            El cristiano no tiene otra alternativa que amar con todas sus fuerzas porque el amor que se entrega gratuitamente es la verdad de la vida humana y cristiana; la plenitud de la ley y la madurez del ser. La fuerte fatiga que parece inundar a la comunidad cristiana repercute seriamente en la capacidad de amar y de vivir el espíritu de las bienaventuranzas. A veces, hacemos oración pero la oración no nos hace a nosotros; buscamos la teoría pero nos olvidamos de la experiencia transformante; abundamos en el cumplimiento pero no cultivamos las convicciones y la sencillez.
            El amor de gratuidad no está mediatizado por las condiciones sociales, culturales o económicas; ni está sopesado por la lógica humana o la razón convencional; es el que no busca contrapartidas, ni exige condiciones, ni busca fidelidad; no tiene miedo ni busca la seguridad o la satisfacción de la necesidad personal. Parece  imposible un amor así pero lo que es imposible para el hombre es posible para Dios (Lc 18, 27). Lo que no podemos conseguir por nosotros mismos, hemos de pedirlo a Cristo, quien conoce de primera mano el amor incondicional.
            Frente a los poderes del mal, del egoísmo y de la ambición, que pretenden esclavizarnos y encerrarnos en un círculo estéril que hace de nosotros objetos poseídos y no realizados, Cristo nos llama a ser personas libres, a hacernos nosotros mismos, buscando nuestra verdadera identidad. En definitiva, Cristo nos hace vivir en gratuidad y nos enseña la gratitud por hacer aprendido esa revolucionaria forma de amor.

sábado, 26 de mayo de 2012

¡Corazón que arde apasionadamente por Dios!

Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas Deuteronomio 6:5 RV60

Este mensaje va dirigido a aquellas personas, especialmente a chicos y jovencitas solter@s que aman a Dios y aún quieren amarle más, esperando pacientemente en su perfecta voluntad. Por ahora. Que nuestra pasión sea absorbida por el genuino servicio a Dios en donde nos ha puesto a servir. Pongamos nuestra mirada en amar a Dios, no fijemos por ahora nuestra mirada en alguien por ahora, sirvámosle con todo el ardiente amor y fervor que tenemos a nuestro Dios desenfocando nuestra mirada de alguien en especial que te haya llamado la atención, ¡ah! y debo decirte que esto solo se puede lograr por la Gracia de Dios en ti y por el poder del Espíritu Santo para decir No a mirar a alguien hasta que se haga la perfecta voluntad de Dios. Y aclaro, no es que sea pecado mirar constantemente a esa persona que te gusta. Sino solo por la sencilla razón de que tú quieres concentrarte y deleitarte en amar cada vez más al Señor y servirle con pasión. Razón de una difícil explicación pues es muy sencilla: ¡quieres concentrarte más en Dios!
Prométanme, oh mujeres de Jerusalén, por las gacelas y los ciervos salvajes, que no despertarán el amor hasta que llegue el momento apropiado (cantares 3:5)

“Mi corazón arde ahora de pasión por Dios. Sin lógica ni explicación digo NO en el poder de Dios”
Hay una amistad sincera, y espero que siempre así permanezca.
Mi ser está confiado aunque el día de hoy mi corazón  ha sido buenamente impactado.
Pero, como hija de Dios, sobre este hermoso sentimiento que rodea una sincera confianza y mutua amistad,
Dios gobierna el alma de la niña de sus ojos. ¡¡Alma Mía Reposa!! Porque de Él es mi esperanza.

Mi niña, YO SOY TU PADRE, y a mi tiempo y voluntad, te voy a entregar a manos de un hombre que te ame tal como mi Hijo se entregó a sí mismo por su iglesia;
Un hombre que te sepa pastorear, temeroso de mí. En quien (después de mí) hallarás seguridad y tú, ayuda idónea a él serás.
Así que no temas, porque hijita ¡¡en mis manos estás!!  Y EN BUENAS MANOS DE UN BUEN HOMBRE VAS A ESTAR, ¡en buenas manos te voy a poner!

Así que continúo rindiéndome; y aún más: ME RINDO ANTE TI DIOS
Acalla mi alma con todas sus expectativas en mi Señor,
Pues Papá en buenas manos me ha de entregar
Por mi parte, He decidido cerrar mi mirada ante algún chico en especial.
Digo yo:
Si por mi Dios con todo mi corazón me quiero apasionar, amándole de toda mi alma, de todas mis fuerzas, ¡de todo corazón!
Sirviéndole diligentemente con gran fervor y santidad, ¿para qué seguiré mirando a este joven, si he decidido amar solo a mi Señor apasionadamente? Aparte de que sé que él tiene el sello de Dios y aquel está asegurado en Él. En cuanto a mí, he determinado literalmente centrar mi mirada solamente en Dios.
Sentimentalmente ahora es tiempo de ABNEGACIÓN para una joven como yo,
Solo quiero fijarme en mi Señor, amarle con todo mi corazón pues Él es digno de mi amor.
Cada vez que se me presenta visible a mi vista este chico
Amante de mi Padre Dios, sensible al Señor, he determinado decir NO al deseo de a este joven mirar, en el Poder del Espíritu de Dios. Prefiero arder de pasión por Dios.
Servirle en el ministerio que Él me ha encomendado con gran amor, temor y temblor. Desenfocando mi mirada (por más que dure poco) de aquel chico,
Distrayéndome en la determinación de mi voluntad amar loca y apasionadamente a mi Fiel Creador con toda mi alma, con todas mis fuerzas.
Pues al futuro en buenas manos he de estar, jajaja ¿De qué me he de preocupar?

Más que fijar tu mirada en una persona, ¡Que tu corazón arda de pasión por Dios!

sábado, 21 de abril de 2012

BESAME MI AMOR

SI ME AMAS, BESAME.. RM
Bésame y entrégame tus fantasías, deja que un Beso tuyo se sumerja en mis entrañas y haz que pueda Sentirte, haz que pueda entender, que es esto que me hace estar atado a ti y que no me deja decirte adiós….
Bésame hasta que mis Labios sigan el compás de los tuyos...
Bésame hasta que mis Sentidos se hagan uno con los tuyos...
Bésame hasta que el Mar y el Cielo unan su Inmensidad y podamos ser una Sola alma en cuerpos diferentes…
Bésame hasta que Respire toda tu Pasión...
Bésame, porque tus Labios son mi Anhelo y tu Aliento la Verdad de mis Secretos...
Bésame y haz Eterno este Momento...
Bésame y Olvida las palabras, que tus Labios se refugian en los míos para escribirme poesías, versos, y melodías en cada movimiento…
Bésame y deja que tu Pasión sea mi Alimento y haz crecer lo que ya siento por ti...
Bésame, porque mi Alma reconoce ya tu Voz, pero tu Aliento y el mío necesitan ser uno, para poder Existir...
Bésame, porque te Amo, porque tu Labios son mi Libertad y el Grito Apasionado de mi Alma...
Bésame, porque tus Besos son el baile de mi Corazón agitado, cuando estoy junto a ti...
Bésame porque es Hoy, porque tal vez mañana me robe un día, para pedirte que me des la Eternidad con otro beso tuyo...
Bésame por las Razones que hoy te doy...
Bésame porque te lo pido...
Bésame y sella con tus labios la Verdad de Nuestro Amor...
Bésame cuando me calle o cállame con tus besos... Bésame sin aún pedírtelo...
Bésame cuando me fallen las fuerzas, porque tu aliento le da Razones a mi Espíritu...
Bésame aun sin Razón...ya no digas más…Amor ven, calla, y Bésame!!!

domingo, 15 de abril de 2012

Tu Mirada


Tu mirada atenta 
sobre mi siempre estará
esperando una simple sonrisa
para poderla apreciar.

Dulce sentir de tu mirada,
dulce ventana al alma...
mirando tus ojos 
esperando robar algun secreto.

Nada nuevo veo en tus ojos 
solo ese sentimiento 
q enternece mi corazon...

Como se que soy tuyo??
si ni pensar puedo a tu lado...
palabras no me quedan 
para decirte lo que siento.

Una sola palabra puede tener 
tanto sugnificado 
a tu lado??

Es raro e inesperado 
pero te amo 
eso dice mi alma 
eso dicen mis palabras....
Nunca quiero que cambie
este sentimiento...

Quiero amarte toda la eternidad

lunes, 12 de marzo de 2012

Pregunta Cristiana: “¿Cuál es el punto de vista cristiano sobre el fumar? ¿Es pecado fumar?”

Respuesta: La Biblia nunca menciona directamente el fumar. Sin embargo hay un par de principios que definitivamente se aplican al fumar. Primero, la Biblia nos ordena no permitir que nuestros cuerpos sean “dominados” algo.

1 Corintios 6:12 dice, “Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna.” El fumar es innegablemente una fuerte adicción. Más adelante en el mismo pasaje se nos dice, “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.” (1 Corintios 6:19-20).

Indudablemente el fumar es muy malo para tu salud. Se ha comprobado que fumar daña los pulmones y muchas veces el corazón.
¿El fumar puede ser considerado “beneficioso”? (1 Corintios 6:12) Se puede decir que el fumar verdaderamente “glorifica a Dios con tu cuerpo”?
(1 Corintios 6:29) Honestamente, ¿puede una persona que fuma, hacerlo “para la gloria de Dios”? (1 Corintios 10:31) Creemos que la respuesta a estas tres preguntas es un rotundo “no”. Como resultado, creemos que fumar es un pecado, por lo tanto no debe ser practicado por los seguidores de Jesucristo.
Algunos argumentan contra este punto de vista, señalando que el hecho de que mucha gente se alimente de comida insana, es igualmente tanto adictivo como malo para el cuerpo. Por ejemplo, mucha gente está tan irremediablemente habituada al café, que no pueden funcionar sin su primera taza de café por la mañana. Mientras que esto es cierto, ¿cómo logra eso hacer que el fumar sea correcto? Nuestro argumento es que los cristianos deben evitar la glotonería y el excesivo consumo de comida insana. Si, con frecuencia los cristianos son hipócritas al condenar un pecado y permitir otro… pero de nuevo, ¿cómo logra esto hacer que el fumar honre a Dios?

Otro argumento contra esta opinión sobre el fumar es el hecho de que muchos hombres piadosos han sido fumadores, como el caso del famoso predicador británico C.H. Spurgeon. Nuevamente, no creemos que este argumento tenga ningún peso. Creemos que Spurgeon hacía mal en fumar. De otra manera, ¿era él un hombre piadoso y un fantástico maestro de la Palabra de Dios? ¡Absolutamente! ¿Eso hacía que todas sus acciones y hábitos honraran a Dios? No.

Al decir que el fumar es un pecado, no estamos diciendo que todos los fumadores no sean salvos. Hay muchos verdaderos creyentes en Jesucristo que fuman. El fumar no evita que una persona sea salva. Tampoco causa que la persona pierda su salvación. El fumar no es menos perdonable que cualquier otro pecado, tanto para la persona que se convierte en cristiano, como para el cristiano que confiesa su pecado a Dios (1 Juan 1:9). Al mismo tiempo, creemos firmemente que el fumar es un pecado que debe ser abandonado, y vencido con la ayuda de Dios.

domingo, 11 de marzo de 2012

“¿Cómo puedo evangelizar a mis amigos y familiares sin ofenderlos o alejarlos?”

Respuesta: Cada cristiano tiene o un miembro de la familia, un amigo, un compañero de trabajo o un conocido que no es cristiano. Compartir el Evangelio con otros siempre es difícil. Compartir el Evangelio se vuelve aún más difícil cuando involucra a alguien cercano a nosotros. La Biblia nos dice que algunas personas se ofenderán ante el Evangelio (Lucas 12:51-53). Es especialmente difícil arriesgarse a ofender a alguien con quien tienes un contacto frecuente. Sin embargo, se nos ha ordenado compartir el Evangelio – no hay excusas para no hacerlo (Mateo 28:19-20; Hechos 1:8; 1 Pedro 3:15).
Así que, ¿cómo podemos evangelizar a nuestros familiares, amigos, compañeros de trabajo o conocidos? La cosa más importante que puedes hacer es orar por ellos. Ora para que Dios cambie sus corazones y abra sus ojos (2 Corintios 4:4) a la verdad del Evangelio. Ora para que Dios los convenza de Su amor por ellos y su necesidad de salvación a través de Jesucristo (Juan 3:16). Ora por sabiduría para poder ministrarles a ellos (Santiago 1:5). Además de orar, también necesitas vivir la vida de un buen cristiano ante a ellos, para que puedan ver el cambio que Dios ha hecho en tu propia vida (1 Pedro 3:1-2) Como dijo una vez Francisco de Asís, “Predica el Evangelio todo el tiempo y cuando sea necesario, usa las palabras.”
Después de todo esto, debes estar gozoso y dispuesto a compartir el Evangelio. Proclamar el mensaje de salvación a través de Jesucristo, a tus amigos y familiares (Romanos 19:9-10). Estar siempre preparado para hablar de tu fe (1 Pedro 3:15), haciéndolo con respeto y gentileza. Por último, debemos dejar la salvación de nuestros seres queridos a Dios. Es el poder y la gracia de Dios la que salva a la gente, no nuestros esfuerzos. Lo mejor y más importante que debemos hacer es; ¡orar por ellos, testificarles, y vivir la vida cristiana ante ellos!

¿CÓMO ANDA TU CORAZÓN?

¿Qué sensación experimentamos cuando pasamos junto a una casa en ruinas?, tal vez sea la de tristeza, soledad, abandono. Recuerdo que cuando era niña, había una de aquellas casas a la que como niños, llamábamos la “casa abandonada”. Y efectivamente sus dueños la habían abandonado. Por las noches, recuerdo que resultaba sumamente escalofriante pasar por aquella casa, parecía como si tuviera vida, pero a la vez como si agonizara. ¡Qué diferente hubiera sido si sus dueños, no se hubieran marchado de allí!, si tal vez hubieran hecho algo para mejorarla, si le hubieran reparado y aplicado un poco de pintura, si hubieran sembrado algo de hierba frente a ella, y sobre todo si la familia se hubiera decidido a vivir, soñar y reír dentro de aquella casa. Nunca tal vez, hubiese recreado el cuento de miedo de algunos niños.
Muchas personas tienen sus vidas arruinadas. Así como aquellas casas, muchos han abandonado la fe, han dejado de sembrar semillas de paz, muchos han dejado que se despinte de sus vidas el amor y que se caiga a pedacitos la esperanza por un futuro mejor. Sus vidas arruinadas, producto de sufrimientos, han hecho que muchas personas sufran el abandono de sus seres queridos. Años de rencor han logrado desaparecer a los amigos más íntimos.
Amigo lector, Dios de ninguna manera desea que el hombre sufra, todo lo contrario Él ha destinado el corazón del hombre como su morada, es allí donde Dios y su Santo Espíritu anhelan habitar.
Una vida sin Dios, es como una casa abandonada y en ruinas, pero una vida con Dios es como una casa para estrenar todos los días, pues las misericordias de Dios son nuevas todos los días. La Biblia dice en 2ª Corintios 5:17 “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”.
Atrévete a estrenar una nueva casa, es decir, un nuevo corazón del que brote paz y amor y no tristeza y soledad.

La Armadura de Dios

Como el más sabio combatiente
que ha podido sus batallas ya vencer
Que ha enfrentado su lucha por la vida
porque ha llevado la armadura sin caer.
….
La armadura de Dios, ese es su escudo;
cual noble inspiración para sus horas,
cual bálsamo profundo en sus angustias
en sus noches de tedio, en sus afugias.
….
Ha sido tu espíritu, ¡Oh Buen Señor!
quien ha venido a mitigar el llanto
quien ha mostrado desde su costado
el precio de la lucha, allí enclavado.
….
Entregando tu aliento por nosotros,
nos mostraste Señor, la valentía
el sacrificio en silencio que ofreciste
tan sólo tu mi rey por defender mi vida.
….
Hoy Maestro, me inclino ante tus plantas,
para pedirte que escuches mis lamentos
para pedirte , me des en un aliento,
toda la fortaleza, la templanzaLa inspiración, la paz y la esperanza.
….
Fortalece, Señor, todo mi ser
para cargar mi armadura con ahínco,
que nadie pueda penetrar mi aliento,
ni robarme la paz que voy sintiendo
porque eres Tú, MI ÚNICO SUSTENTO.