Muchas personas tienen sus vidas arruinadas. Así como aquellas casas, muchos han abandonado la fe, han dejado de sembrar semillas de paz, muchos han dejado que se despinte de sus vidas el amor y que se caiga a pedacitos la esperanza por un futuro mejor. Sus vidas arruinadas, producto de sufrimientos, han hecho que muchas personas sufran el abandono de sus seres queridos. Años de rencor han logrado desaparecer a los amigos más íntimos.
Amigo lector, Dios de ninguna manera desea que el hombre sufra, todo lo contrario Él ha destinado el corazón del hombre como su morada, es allí donde Dios y su Santo Espíritu anhelan habitar.
Una vida sin Dios, es como una casa abandonada y en ruinas, pero una vida con Dios es como una casa para estrenar todos los días, pues las misericordias de Dios son nuevas todos los días. La Biblia dice en 2ª Corintios 5:17 “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”.
Atrévete a estrenar una nueva casa, es decir, un nuevo corazón del que brote paz y amor y no tristeza y soledad.
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